martes, 31 de mayo de 2016

Un poco de historia (LI)

El Alto de Miranda


En el Padrón de Estados de 1772 ya aparece citado el lugar como "Barrio de Miranda". Fue el punto en el que convergía el camino del Alta con el que partía del Río de la Pila y que fueron trazados por el mariscal Pignatelli para comunicar las defensas de la ciudad y las situadas en la línea de costa, desde Santander hasta Liencres, con el castillo de San Salvador de Hano, situado en La Magdalena. Su intención era el rápido transporte de tropas y pertrechos entre fortificaciones en caso de guerra contra Francia.

Cuando, con el tiempo, dichos caminos perdieron su función militar y se convirtieron en  paseos residenciales, el Alto de Miranda pasó a ser un pequeño cruce de caminos, pues en él convergían, además del paseo del Alta, el paseo de la Concepción y el camino que conducía a La Magdalena, el paseo de los Infantes, la Cañía, el paseo Viejo de Miranda (actual paseo de Canalejas) y los empinados caminos de Amaliach y Camino, procedentes de la vaguada de Tetuán.

Ermita de los Santos Mártires

En 1845 el Cabildo de Mareantes de Abajo, o de San Martín, solicitó trasladar al Alto de Miranda la ermita de la Purísima Concepción y de los Santos Mártires que desde tiempos remotos estuvo junto a la muralla en el lugar de La Puntida. Al trasladarse los pescadores a Miranda para celebrar su devoción, empezaron a tener lugar procesiones y romerías, y el día de Santiago se concentraban tanto mareantes como gente del pueblo. Esta costumbre pronto se adoptó en el resto de la ciudad, dando así origen a las fiestas de Santiago.

Vista de El Sardinero desde Miranda

Fuente en el Alto de Miranda (1905)

Hacia 1875 se empieza a urbanizar la zona, creándose una pequeña plaza con bancos. La ermita de los Santos Mártires pasó a depender de los PP. Redentoristas, que en los años 20 empezaron la construcción de su residencia e iglesia, inauguradas en 1928.

Vista de La Cañía desde Miranda
(se puede ver el "tren de Pombo" dirigiéndose al túnel)

Vista de Santander desde Miranda

Dado el auge que a mediados del siglo XIX empezaron a tener los baños de ola en El Sardinero, en Miranda se establecieron pequeñas fondas en las que se alojaban las gentes procedentes de la Meseta que venían a tomar los baños de ola atraídos por la publicidad insertada en los periódicos de Madrid y que propagaba las delicias de El Sardinero.

Cocheras del Tranvía de Miranda


El 4 de marzo de 1897 empieza a circular el tranvía que partía de la calle del Martillo y llegaba hasta Miranda. Empezó siendo de tracción animal pero en 1912 fue electrificado. La empresa propietaria estableció las cocheras en Miranda, aproximadamente donde hoy está el "rascacielos" de Miranda. Funcionó hasta 1953 y fue el último tranvía que circuló por Santander.

Con el tiempo se fueron construyendo residencias familiares que convivían con las casas rurales y estabulaciones que ya existían en la zona. El paso del tiempo quiso que todo eso se perdiera y se construyeran modernos edificios, aunque aún hay algún chalé que se resiste a desaparecer.

Vista desde el Alto de Miranda en los años 60




lunes, 16 de mayo de 2016

El apoyo de los veteranos

En los pequeños jardines que están entre las playas de La Concha y Primera hay, como en muchas partes de la ciudad, El Sardinero incluido, muchos tamarises, un árbol que es muy resistente a las inclemencias meteorológicas y a la cercanía del mar. A dos de esos veteranos tamarises hace muchos, muchos años los tumbó el viento y pese a ello han seguido creciendo. Han llegado a alcanzar tal tamaño que se encontraban en un inestable equilibrio y en cualquier momento podían venirse abajo y, lo que es peor, llevarse a alguien por delante, pues son dos árboles a los que la gente suele subirse para hacerse fotos y jugar.



Pues bien, desde hace unos días dichos árboles cuentan con un apoyo para que no se vengan abajo. Son sendas pequeñas columnas de ladrillo que parecen resistir el peso de los árboles. Esperemos que resistan y podamos seguir disfrutando de los árboles muchos años más. Al menos esta vez las autoridades competentes han sabido reaccionar como es debido y no han cortado por lo sano talando los árboles con la excusa de su peligrosidad.


viernes, 13 de mayo de 2016

La Semana Naval de Santander

Hace ya unas semanas, Agustín, un seguidor del blog, me mandó un correo diciéndome que suele aparcar el coche en el paseo de Pereda y que siempre le ha llamado la atención una pequeña columna que hay en el bulevar, pero que no sabe qué es y me pregunta si yo lo sé.

Monumento a la Promoción Santander de la Armada Española

Pues bien, esa pequeña columna por la que pregunta Agustín es un monumento que, como casi todos los monumentos de Santander, pasa totalmente desapercibido debido al lugar en el que está y a su pequeño tamaño. Es una pequeña columna de piedra rematada por el escudo de la Armada Española (aunque está casi borrado, aún se puede distinguir), en el fuste tiene la inscripción "Promoción Santander" y en la base tiene otra inscripción, normalmente tapada por la hierba, que dice: 

Ante S.E. el Jefe del Estado y en este lugar juró bandera la Promoción Santander de la Armada Española.
II Semana Naval - 7 julio 1968

También en la base de la columna, y sobre la inscripción anterior, hay un vítor1.

Inscripción en la base del monumento

El monumento recuerda la jura de bandera que realizaron en Santander el 7 de julio de 1968, en el muelle Calderón, los alumnos de la Armada de la Promoción Santander. En el mismo acto se entregaron los despachos a los nuevos oficiales y se impuso la Cruz Laureada de San Fernando al teniente coronel don Teodoro Palacios Cueto. Además de tropas de la Armada, en el acto también participaron tropas de los Ejércitos de Tierra y Aire.

Este fue uno de los actos que formaron parte de la II Semana Naval, que tuvo a Santander como escenario principal y se desarrolló del 3 al 9 de julio de 1968. Además de en Santander, también hubo actos en El Astillero, Laredo, Santoña, Suances, Torrelavega y San Vicente de la Barquera. Estos actos eran exhibiciones de salvamento, antiincendios, de paracaidistas, exposiciones, conferencias, regatas, etc.

Según el ministro de Marina de la época, el almirante don Pedro Nieto Antúnez, "la finalidad que persigue la Semana Naval es facilitar el deseo de la Marina de darse a conocer al pueblo español. Deseamos que España conozca lo que es la Marina, cómo se vive y cómo se trabaja en los barcos, nuestras inquietudes y nuestros problemas y, sobre todo, queremos conseguir el conocimiento de lo que el mar ofrece y exige a España, por imperativo geográfico, a través de las diversas actividades que en la mar tienen su campo de aplicación".

Para esto se trasladaron a Santander todo tipo de barcos de guerra: destructores, fragatas, corbetas, minadores, submarinos, buques y barcazas de desembarco, destructures antisubmarinos, etc. De todos ellos, los más importantes eran el crucero Canarias, el portahelicópteros Dédalo2 y el buque escuela Juan Sebastián de Elcano. También vinieron varias escuadrillas de helicópteros y el Grupo Especial de Infantería de Marina. Todos los barcos, en su gran mayoría, estaban atracados en los muelles y se podían visitar. 


Barcos atracados en el muelle de Albareda

En la foto superior se puede ver cómo estaban de animados los muelles. Junto a la Grúa de Piedra se puede ver un submarino atracado. El barco blanco que se ve es el yate Azor3, el barco que usaba Franco. El barco que está fondeado en medio de la bahía es el portehelicópteros Dédalo.

El Juan Sebastián de Elcano atracado en el muelle de Maliaño

Además de los actos ya mencionados, sin duda alguna el más impresionante fue el que tuvo lugar en la Segunda Playa de El Sardinero, consistente en un desembarco con apoyo naval y aéreo. En el abra de El Sardinero se concentraron barcos de desembarco, protegidos por fragatas, destructores, etc., desde los que salían vehículos anfibios y lanchas de desembarco que transportaban marines y vehículos (jeeps, camiones, etc.) hasta la playa. Por detrás de Cabo Menor apareció el Dédalo, con su grupo de escolta, desde el que despegaban helicópteros que proporcionaban protección y apoyo aéreo.


Desembarco en la Seguna Playa de El Sardinero

Las autoridades observaban toda la operación desde los Jardines de Piquío. Una vez terminada la operación, las tropas y vehículos que participaron se reunieron en formación junto al parque de Mesones, donde se les pasó revista.


Otro de los actos de esta Semana Naval tuvo lugar el 8 de julio y fue la inauguración del Monumento al Indiano y a la Marina de Castilla en Peña Cabarga.


ACTUALIZACIÓN

Rafael, otro seguidor del blog, me ha enviado la lista de los barcos que participaron en la Semana Naval de Santander. Él cree que están todos, pero no está totalmente seguro. En cualquier caso, desde aquí le doy las gracias públicamente por su colaboración.

Los barcos son los siguientes:
  • Cruceros: Canarias.
  • Portahelicópteros: Dédalo.
  • Destructores: Lepanto, Ferrándiz, Alcalá Guadiano, Jorge Juan y Almirante Valdés.
  • Destructores antisubmarinos: Oquendo, Álava y Liniers.
  • Fragatas: Legazpi, Vicente Yáñez Pinzón, Hernán Cortés, Júpiter y Vulcano.
  • Corbetas: Atrevida, Diana, Villa de Bilbao, Nautilus y Princesa.
  • Minadores: Marte, Neptuno y Tritón.
  • Submarinos: Almirante García de los Reyes.
  • Transportes de ataque: Aragón y Castilla.
  • Barcos de desembarco: LSM-1, LSM-2 y LSM-3.
  • Lanchas de desembarco: BDK-6, BDK-7 y BDK-8.
  • Dragaminas: Guadalhorce, Almanzora, Sil, Odiel, Miño y Turia.
  • Buques escuela: Juan Sebastián de Elcano.
  • Petroleros: Teide.
  • Barcos de salvamento: Poseidón.
  • Remolcadores de altura: RA-1.

A continuación os pongo dos sitios en los que podéis ver reportajes sobre la Semana Naval de Santander:

1 El vítor (o víctor) es un simbolo de origen romano, concretamente del crismón del Bajo Imperio Romano. A partir del siglo XIV algunas universidades españolas lo adoptaron como emblema conmemorativo de quienes se doctoraban. Después de la Guerra Civil, y durante la dictadura, se utilizó como símbolo de victoria y como emblema personal del dictador.

2 El Dédalo fue un portaaviones norteamericano botado en 1943 como USS Cabot (CVL-28). En 1944 recibió el impacto de un avión kamikaze japonés y fue dado de baja en 1947, pero volvió al servicio activo como portaaviones antisubmarino hasta 1955, año en el que pasó de nuevo a la reserva. En 1965 fue reactivado para prepararlo para su entrada en servicio en la Armada Española, a la que fue cedido por cinco años. Fue entregado a la Armada el 30 de agosto de 1967 y llegó a España el 20 de diciembre de 1967. Fue comprado en 1973. En España fue bautizado Dédalo con el identificativo R-01. Fue equipado con helicópteros especializados en la lucha antisubmarina. En 1972 se hicieron pruebas, con éxito, con aviones Harrier de despegue corto y aterrizaje vertical. A partir de entonces, y tras reforzar la cubierta, embarcó tanto aviones Harrier como helicópteros de ataque y antisubmarinos. Fue retirado del servicio en 1989 al entrar en servicio el portaaviones Príncipe de Asturias. El mismo año zarpó de Rota con destino a Nueva Orleans, donde fue entregado a una asociación de veteranos del USS Cabot para convertirlo en museo. Sin embargo, por problemas económicos de la asociación, el barco tuvo que ser desguazado. Sólo salvaron parte de la isla y de la cubierta de vuelo, que están expuestas en un museo de Florida.

3 El Azor fue un barco construido como embarcación oficial y yate de recreo del jefe del estado. Fue botado en 1949 y entre 1959 y 1960 fue reformado totalmente, siendo alargado 5 metros y cambiados los motores, el mástil y el puente de mando. Tras la muerte de Franco, el barco apenas fue utilizado. En 1985 lo utilizó el presidente del gobierno Felipe González durante sus vacaciones. Fue dado de baja en 1992 y llevado a Ferrol, hasta que un particular lo compró en una subasta. Su intención era convertirlo en un local de ocio flotante, pero las condiciones de la subasta establecían que el barco debía ser desguazado. Tras pasar un tiempo atracado en el puerto de Requejada, donde le fueron retirados los motores, el barco fue transportado, en partes, a Cogollos (Burgos), donde su propietario lo volvió a montar e intentó transformar sus camarotes en las suites de lujo de un complejo hotelero. Como este proyecto tampoco se pudo llevar a cabo, el barco acabó siendo abandonado a su suerte hasta que, en 2011, el artista Fernando Sánchez Castillo lo compró e hizo obras de arte con sus piezas.