martes, 29 de noviembre de 2016

Un poco de historia (LVII)

Las Calzadas Altas

En un artículo anterior hablaba de la Rúa Mayor, la calle principal de la Puebla Vieja, o Puebla de Arriba, y que comunicaba la puerta de la Catedral con la puerta de San Pedro de la muralla que protegía la, primero villa, y luego ciudad. El camino que seguía a continuación, en el tramo comprendido entre donde estaba la antigua puerta de la muralla y el Hospital de San Rafael, era conocido popularmente como "Camino Alto" o "Calzadas Altas", nombre que fue confirmado en 1845 cuando la ciudad fue dividida en distritos.

Calle Alta

En 1801 el Ayuntamiento dispone que "conociendo lo urgente y útil que es la avenida de la carretería por el camino Alto o de las Calzadas Altas no se permitía a la carretería venir por el camino de Becedo, como paseo que disfruta el vecindario". Los carros que accedían a la ciudad por este camino bajaban al centro por las cuestas del Hospital y de Gibaja, o por debajo de la torre de la Catedral.

Calle Alta (1936)

Era este un camino poblado de pequeñas y modestas casas habitadas por los mareantes del Cabildo de Arriba y uno de los lugares más típicos de la Puebla Vieja. La vida en este barrio está magníficamente retratada en Sotileza, la gran obra de José María de Pereda.

El Hospital de San Rafael fue fundado en 1791 por Menéndez de Luarca y estuvo en servicio hasta que se abrió la Casa de Salud Valdecilla en 1928. Entre intermitentes períodos de abandono fue sede del Conservatorio de Música, de la Escuela de Náutica, comedor social, etc., hasta que fue recuperado en 1964 por la Diputación Provincial de Santander pero, debido al alto coste de su restauración, quedó abandonado de nuevo hasta que en 1984 se inicia su restauración. Desde 1987 es sede del Parlamento de Cantabria.

Hospital de San Rafael

El tramo de calle comprendido entre la iglesia de Consolación y el Hospital de San Rafael recibió, en 1882, el nombre de "Menéndez de Luarca", en homenaje a quien fuera Regente de la Provincia de Santander durante la Guerra de Independencia, Obispo de Santander y fundador del Hospital de San Rafael. Sin embargo, desde el Hospital hasta Cuatro Caminos la calle seguía llamándose Calzadas Altas. Otros tramos de la calle también tenían su propio nombre: "Consolación", "Santa Cruz del Monte Calvario" y "Alonso Gullón". En 1950 la calle fue unificada y se quedó con el actual nombre de Calle Alta.

Cementerio de San Fernando

En la ladera sur de la calle, sobre la Peña del Cuervo, estuvo el Cementerio Municipal de San Fernando, en unos terrenos que el Ayuntamiento compró a la condesa de Isla. El cementerio estuvo en uso desde 1830 hasta que se abrió el actual cementerio de Ciriego. En 1928 se inauguró el cuartel de la Guardia Civil en donde actualmente está la plaza de los Derechos Humanos. Al final de la calle, ya en Cuatro Caminos, donde hoy está la plaza de México, se estableció el Matadero Municipal.

Colegio de la Purísima Concepción

Matadero Municipal

En 1656 se funda el Convento de las Madres Clarisas de la Santa Cruz del Monte Calvario. En 1835, debido a la Desamortización de Mendizábal, las monjas abandonan el convento y se instala en él una fábrica de tabacos, que empieza a producir en 1838 hasta que en 2002 Tabacalera, dueña de la fábrica y del edificio, traslada la producción a su nueva planta de Entrambasaguas.

Edificio de Exposiciones

En el tramo de calle llamado Alonso Gullón se construyó en el siglo XIX el denominado Edificio de Exposiciones, destinado a acoger certámenes de ganadería, agricultura y jardinera, mítines, reuniones, etc. Tuvo su mayor apogeo en los reinados de Amadeo I de Saboya y Alfonso XII. En los años veinte, durante unos años, fue la sede de los Boy Scouts de Santander hasta que fue derribado. En el solar se construyó el Colegio Ramón Pelayo, inaugurado en 1933.

Calle Alta nº 30 (siglo XVIII)

Los vecinos de la calle Alta "de toda la vida" llevan con orgullo el ser "callealteros", algo que, dicen, les imprime un carácter especial. Celebran su fiesta patronal el día de San Pedro. El callealtero más conocido es, sin duda, Marcelino Menéndez Pelayo, que vivió en el número 15 de la calle. En el número 30 se encuentra el que es el edificio habitado más antiguo de Santander. Es del siglo XVIII y en una de sus esquinas aún se puede ver un antiguo escudo nobiliario perteneciente al linaje de Estrada.

Prisión Provincial

En la calle Alta también tuvo su sede la Prisión Provincial, en cuyos terrenos actualmente hay un aparcamiento.


Un poco de historia (LVIII). La calle Lealtad
Un poco de historia (LVI). La plaza de las Brisas



jueves, 17 de noviembre de 2016

Historia aérea (II)

Escala en Santander

Hace unos días en el blog "DesdeSDR" publicaron una foto de 1929 de dos aviadores en el aeródromo de La Albericia, pero sin dar más información que el título del artículo. El tema me interesó y empecé a investigar. Todo empieza el 8 de julio de 1929, a las 9:10, en el aeródromo de Old Orchard, en el estado de Maine (Estados Unidos), cuando los aviadores Roger G. Williams y Lewis Yancey despegan a los mandos del "Path Finder" con la intención de cruzar el Atlántico y llegar a Roma sin hacer escalas.

Los aviadores Yancey (izquierda) y Williams (centro) en La Albericia
(Imagen procedente del blog "DesdeSDR")

Durante el vuelo tuvieron que enfrentarse a tormentas y, sobre todo, a una densa niebla que les impidió ver las islas Azores. Su intención era atravesar la Península Ibérica entrando por Oporto y seguir hacia Madrid, pero se dieron cuenta de que habían calculado mal el combustible necesario y decidieron seguir por la costa cantábrica y, de paso, batir la marca del "Yellow Bird" (Pájaro Amarillo) que tuvo que aterrizar en la playa de Oyambre unos días antes, el 14 de junio, por lo que siguieron hasta Santander y aterrizaron en el aeródromo de La Albericia el 9 de julio, unas 37 horas después de haber salido de EE.UU.

Los aviadores fueron recibidos como héroes y agasajados por el Gobernador Civil, que corrió con todos los gastos de su estancia. Al día siguiente por la mañana fueron llevados a La Albericia, donde ya había sido repostado el avión, y a las 11:00 despegaron rumbo a Roma, a donde llegaron a las 21:30.

Se puede encontrar más información en:

Este es otro episodio que forma parte de la pequeña pero importante e interesante historia aérea de Santander. Hace unos meses ya conté la escala que hizo en Santander, en 1930, el hidroavión Dornier DO‑X, que entonces era el avión más grande del mundo.


Historia aérea (III). El Graf Zeppelin sobrevuela Santander
Historia aérea (I). Un gigante de los cielos en la bahía


jueves, 3 de noviembre de 2016

Aniversario de la tragedia del Cabo Machichaco

Hoy se cumplen 123 años de la trágica explosión del vapor Cabo Machichaco. Como es sabido, cuando estaba atracado en el muelle número 2 de Maliaño se declaró un incendio a bordo. Entre otras mercancías el barco llevaba a bordo gran cantidad de garrafas de ácido sulfúrico y cajas de dinamita que no habían sido declaradas. La dinamita con el calor exhuda y se genera nitroglicerina, que es muy inestable y las vibraciones producidas por los intentos de hundir el barco la hicieron explotar, produciéndose una tremenda explosión que mató a más de 500 personas, hirió a otras 2.000, provocó un devastador incendio que destruyó las casas las calles Calderón de la Barca y Méndez Núñez, destruyó el tren de Solares que salía de la estación justo en ese momento, matando a sus ocupantes, y esparció restos humanos y del barco por toda la ciudad.



Aún así se salvaron unas 500 cajas de dinamita, que no estallaron, y unos 1.000 Kg de nitroglicerina líquida. Cuando el 21 de marzo de 1894, por la mañana, se estaban recuperando estos peligrosos restos, se produjo una segunda explosión en la que murieron 15 personas y 7 resultaron heridas.

Desde entonces, todos los 3 de noviembre se rinde homenaje a las víctimas de esta tragedia junto al monumento que se erigió en su memoria, en 1896, cerca del lugar en el que estuvo atracado el barco.