domingo, 26 de marzo de 2017

Un submarino en Gamazo

El 13 de mayo de 1918 partió del puerto de Zeebrugge (Bélgica) el submarino alemán U-56 para patrullar el Golfo de Vizcaya. Al cabo de unos días de navegación la tripulación notó que las máquinas del submarino empezaban a fallar. La avería llegó a ser tan grave que si el barco se sumergía corría el riesgo de no poder volver a la superficie. Ante estas circunstancias, y pese a que el puerto de Bilbao estaba más cerca, el comandante del submarino decidió venir al puerto de Santander porque ya lo conocía puesto que, antes de la guerra, había servido como oficial en vapores de la Compañía Hamburguesa.

Una vez en la bahía largó dos cables a la boya situada frente a Puertochico para servicio de los correos españoles. Allí quedó amarrado hasta que las autoridades de Marina subieron a bordo y fueron informadas de las averías del submarino. Entonces decidieron llevarlo al dique de Gamazo, donde quedó retenido. Como la guerra no había terminado y España era un país neutral, las leyes internacionales establecían que en estas situaciones el barco debía ser despojado de los elementos imprescindibles para la navegación y de todo el armamento que llevara a bordo. Por este motivo le quitaron la hélice, algunas piezas de los motores, escotillas y el equipo de radiotelegrafía, así como las municiones. No llevaba torpedos ya que los había disparado todos contra barcos ingleses antes de averiarse. El U-56 medía 50 metros de eslora y desplazaba 500 toneladas, tenía dos tubos lanzatorpedos y un pequeño cañón en la proa y fue construido en 1912.

Submarino U-56 en Gamazo (1918)

Ese mismo día, por la tarde, en la Comandancia de Marina el comandante, los oficiales y la marinería del submarino prestaron juramento de no evadirse, por lo que a partir de ese momento podían moverse con libertad por donde quisieran. El cónsul alemán en Santander, Herman Hoppe, corrió con los gastos del alojamiento de la tripulación en el Hotel Royal, además de comprarles ropa y todo cuanto necesitaran. Ningún miembro de la tripulación del submarino quiso hacer declaraciones a la prensa y todos ellos se lamentaban de no poder seguir tomando parte en la guerra.

Tripulación del submarino U-56

El submarino se quedó retenido en Santander hasta el final de la guerra debido a las presiones de los países beligerantes, al poco interés del gobierno español en devolver el submarino a Alemania y a que ésta ya estaba prácticamente derrotada. Una vez acabada la guerra, y según lo establecido en el armisticio, los cazatorpedos ingleses Foolish y Guiltless vinieron a Santander para hacerse cargo del submarino, que nunca más volvió a navegar. Mientras estuvo en Santander era vigilado por el destructor Bustamante y el cañonero María de Molina.

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